Quizá fruto de la mala suerte. Quién sabe. Las opiniones se forman por barrios. Lo que es una certeza, una realidad, es que el conjunto de Guardiola sigue sin estar del todo afinado desde su regreso de Qatar. Ni mueve tan rápido el esférico, ni ejerce la presión tan arriba, ni golea como en sus mejores días. Y, sobre todo, vuelve a titubear en defensa. Porque si en la primera vuelta encajó tan solo tres goles, en esta segunda ya lleva cinco. Demasiados para un conjunto hasta hace poco inexpugnable.
Más allá de los datos. El empate contra el Schalke es una tila en un paciente demasiado nervioso por momentos. Porque lo que quedó en tablas pudo acabar en derrota. Esa sensación dio desde que el Bayern se quedó con diez en el minuto 17 por un penalti de Boateng cometido sobre Sam. Sin embargo, Choupo-Moting erró el tiro. Y el conjunto bávaro volvió a la vida.
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